La puerta

      

Cayó la leve escalerilla de dos peldaños sobre la puerta de la despensa que estaba entreabierta. Tras el golpe, la puerta comenzó a abrirse lentamente haciendo sonar, de modo espeluznante, todos sus oxidados goznes.

Al volverse creyó ver el espíritu de su mujer y la llamó por su nombre. Era tan palpable como el vaso de whiskey que sostenía en su mano derecha y que terminó hecho añicos.

Nunca más volvería a pronunciar su nombre, ni ninguna otra palabra.

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